martes, 3 de junio de 2014

RESIDENCIA DE ANCIANOS DE DRIE HOVEN




Residencia de ancianos De Drie Hoven




La residencia de ancianos De Drie Hoven, obra de Herman Hertzberger construida entre 1966 y 1972 en Ámsterdam, debía albergar tres categorías diferentes de residencia ordenadas según el grado de dependencia de los pacientes. El proyecto debía incluir un asilo, una zona de habitaciones individuales y unos apartamentos para parejas, además de una serie de servicios comunes para todos los residentes. La combinación de estas diferentes categorías debía dirigirse hacia una máxima intercambiabilidad para evitar continuos traslados de una sección a otra.



Hertzberger concibe el edificio como un área urbana, una ciudad en miniatura en la que los equipamientos centrales serían fácilmente accesibles a todos los residentes.
La complejidad del programa, que incluía una considerable variedad de dimensiones diferentes, llevó a a la idea de crear un armazón estructural basado en la misma unidad modular. Se decidió que la medida más pequeña que podía servir como componente básico de todos los tipos de habitaciones tenía que ser 92cm. A partir de esta unidad, se diseñó un sistema prefabricado de pilares, vigas y forjados que, por basarse en ese módulo, se suponía receptivo a cualquier demanda del programa.




Se obtenía, de esta manera, un "juego" de piezas formado por tres medidas diferentes de dintel que hacía posible combinar los espacios comunes y las estancias a voluntad.
La estandarización y sincronización de dimensiones en todo el edificio permitía el uso intercambiable que demandaba el programa además de simplificar la construcción y reducir los costes al mínimo.
A esta estructura básica, se añadieron unas "torres" o huecos verticales que concentraban todos los servicios importantes del conjunto: cajas de escalera, ascensores, conductos de ventilación, paso de instalaciones, armarios de mantenimiento,... Estas torres se distribuían de forma regular, a distancias iguales, por todo el conjunto, creándose así una retícula "objetiva" sobre la que se superponía el diseño espacial del programa de necesidades.
Los puntos fijos de soporte (las torres) junto con el "juego" de piezas de construcción contribuyen a crear la sensación de unidad y orden del conjunto. Una gran variedad de usos es posible sin que por ello el edificio pierda su coherencia visual y organizativa.
El programa se distribuye en una serie de alas, cada una con su propio centro, destinadas a las diferentes categorías de acomodación y a los servicios o equipamientos comunes. Los distintos brazos, correspondientes a los distintos departamentos, se unen en una zona central común creando una secuencia de espacios que se identifican con la gradación vecindario-comunidad-ciudad. La actividad del edificio se concentra en este patio central al que los propios residentes llaman la "plaza del pueblo". En ella tienen lugar todas las actividades que se organizan por y para los residentes: fiestas, conciertos, representaciones, actuaciones, mercadillos, ...
El espacio libre, abierto a la interpretación individual, se convierte en un lugar que el habitante hace suyo y con el que se identifica. 

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